La Fuente de la Juventud es una leyenda que se viene relatando desde los tiempos de la Grecia Clásica (Heródoto, Siglo VI A.C.), aunque, en la actualidad es, quizás, la figura del conquistador español Juan Ponce de León, primer Gobernador de Puerto Rico y descubridor de la península de la Florida, la que más se ha asociado con este mito. Al entrar en contacto con los aborígenes de la zona, Ponce de León escucho relatos que mencionaban de una “fuente de la juventud” y que “bebiendo las aguas de ese manantial, se garantizaba una juventud eterna” … Dato que, parece, ¡lo obsesiono! Insatisfecho con su riqueza material, emprendió una expedición en 1513 para localizarla y descubrió el actual estado de Florida
En mi adolescencia, escuche hablar de este mito y de Juan Ponce de León y en verdad imagine fantasiosamente que curioso e interesante seria probar ese elixir, aunque reconozco que no estaba en mis planes poder visitarlo.
Solo sabía que esa fuente mítica estaba ubicada en San Agustín, la ciudad más antigua fundada por los españoles en 1565 con el hermoso e imponente Castillo de San Marcos en sus inmediaciones…
… “la vida tiene sorpresas, sorpresas tiene la vida”.
Complete mis estudios universitarios y, para no hacer muy largo el relato, después de una corta incursión en búsqueda laboral, termine rindiendo concurso para ingresar en la Sanidad Naval de la Armada Argentina como Teniente de Fragata Bioquímico. Corría el año 1969.
¿Y esto que tiene que ver con la Fuente de la Juventud?
Pues que después de un año en el Hospital Naval de Puerto Belgrano, fui destinado al Portaviones ARA “25 de Mayo” (1971) y se produjo la compra de aviones Skyhawk A4Q a los Estados Unidos de América …y el portaviones fue el encargado de ir a buscarlos!
Resumiendo: el portaviones, con el en ese entonces joven Teniente de Fragata Bioquímico Victor Hugo Dappitt en su Plana Mayor, zarpó de Puerto Belgrano en Enero de 1972 rumbo a New York primero y a May Port Naval Base en Jacksonville, Florida después… y ahora la conexión empieza a vislumbrarse! 😊
Curioseando a vuelo de pájaro el mapa de Florida, vemos que Jacksonville, ubicada en el extremo norte de la península queda relativamente cerca de Orlando (unas 140 millas, un poco más de 220 kilómetros, algo así como 2 horas en auto, para un argentino eso es “una escapadita”: la mitad de distancia de Buenos Aires a Mar del Plata) y decir Orlando es decir Disney World, cuya apertura se había producido hacia poco: el 1 de octubre de 1971)
La oportunidad de conocer Disney World era imposible dejar pasar.
Con tres colegas más planificamos una escapada y resulto que, del análisis de la zona, la ciudad de St. Augustine estaba en el trayecto, ¡a mitad de camino!
Creo que cualquiera se emociona cuando (sobre todo cuando es de manera impensada e inesperada) iba a cumplir con una expectativa de la adolescencia.
Así fue que en enero de 1972 me encontraba en San Agustín rumbo hacia Walt Disney World, bebiendo agua de manantial de la Fuente de la Juventud 😊
Obviamente no hago consideraciones serias sobre el efecto que esa botella de agua de manantial de la Fuente de la Juventud he ejercido en mi organismo, pero como nada se ha demostrado al respecto me quedo con la expectativa mágica de sus efectos… como decía siempre mi tía “no creo en las brujerías ni en las brujas pero que las hay, las hay”
Y ACLARO: no soy supersticioso porque trae mala suerte 😉 😉 😉
UN ENFOQUE ACTUAL: TELOMEROS & ENVEJECIMIENTO
- Que hay de cierto
Sigamos hablando sobre el mito del prolongar la esperanza de vida saludable: sabemos que no es ciencia ficción y veremos que es, en cambio, un hecho científico que puede ser, en parte, controlado a través de, por ejemplo:
1. Nutrición adecuada y estilo de vida saludable;
2. Actividad física criteriosa;
3. Estimulación del sistema inmunológico,
4. Células rejuvenecedoras;
5. Eliminación de células viejas
En la actualidad, tomamos modelos de ciertas poblaciones como los Hunza, pueblo que habita el valle del rio del mismo nombre en Cachemira, Pakistán que llegan a vivir 110 o 120 años.
Del estudio de sus hábitos vemos que consumen frutas y verduras crudas en inviernos, albaricoques secos, granos germinados y queso de oveja, se bañan en agua heladas, aunque en ocasiones el termómetro señale quince grados centrigrados bajo cero…Algunos estudios enfatizan el hecho de que casi no consumen más de 50 gramos diarios de proteínas: su alimentación es de un promedio de 1900 calorías con 35 gramos de grasa y 365 gramos de carbohidratos. Se ha corroborado que habitantes de naciones vecinas que viven en condiciones en las mismas condiciones climáticas pero que no comen adecuadamente padecen enfermedades que los Hunza no desarrollan y “tienen una esperanza de vida dos veces y media mas corta” dice el medico investigador McCarrison. Otro especialista, R. Birchner destaca que, además los Hunza tienen periodos regulares de ayuno.
Los propios Hunzas resaltan que llevan una vida vegetariana, que es importante estar siempre en movimiento, trabajar y “permitir que la alegría aflore”.
Repasemos lo conceptual: los telómeros son una parte esencial de las células humanas que afectan a las células como nuestra edad. A medida que envejecemos, los telómeros -al final de nuestros cromosomas- se encogen. Una nueva investigación sugiere que la depresión mayor también está relacionada con telómeros más cortos, una señal de ‘envejecimiento acelerado’. Es cierto que se considera a los telómeros como biomarcadores de envejecimiento a nivel molecular.
Los telómeros (del griego “parte final”) es esa especie de capsula que esta al final de cada filamento de ADN (ácido desoxirribonucleico) y están compuestos por secuelas repetitivas, y son la protección del propio cromosoma. Al nacer, tienen una longitud determinada y es importante entender que, al envejecer, se acortan. Su regeneración se favorece por la telomerasa, enzima que atrasa el reloj celular. Se sabe que el exceso de telomerasa favorece el desarrollo del cáncer y también se sabe que, curiosamente, a menor nivel educativo, ¡se encuentra que los telómeros son más cortos!
Elizabeth Blackburn, Premio Nobel 2009 Medicina, en su libro “La salud de los telómeros” define a la senescencia como la situación en la que las células de ADN dejan de dividirse.
Aceptamos, en términos generales, que NO ES LO QUE TE PASA, SINO QUE HACES CON LO QUE TE PASA. Por eso, es sencillo entender y aceptar que una dieta equilibrada, la práctica de un ejercicio regular y actividad cerebral y una conducta social armónica es capaz de producir cambios visibles en solamente cuatro semanas.
Al respecto, cabe señalar que, en modo stress, se ha encontrado que los telómeros se acortan y lo mismo ocurre cuando el organismo se enfrenta a la llamada “respuesta de desafío” (o sea en deportes de alta competencia). De aquí la importancia de percibir la adversidad como OPORTUNIDAD por lo tanto aprender a desarrollar resiliencia y entender la técnica de mindfulness.
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